Cristina
Cristina solía detenerse frente al pequeño escaparate de una vieja casa de empeños cercana a su casa. Tenía una preciosa vitrina, con cristales esmerilados, donde exponían las joyas más antiguas. Le gustaba imaginar a las mujeres que las habían lucido y evocaba historias sobre sus fascinantes vidas.
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Ese día reparó en un pequeño camafeo que no había visto antes. De inmediato quedó hechizada por el daguerrotipo que enmarcaba: el rostro blanco y muy triste de una bellísima joven de pelo negro y mirada transparente. Cristina no tardó en comprender que esa mujer, como un fantasma conservado en luz, la observaba a través de los siglos. Con el corazón en la boca, entró en la tienda, cogió la joya y salió de allí corriendo. No respiró hasta llegar a su casa y cerrar la puerta con llave.
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Sentada en la cama, miró de nuevo la fotografía y le pareció que los ojos de la mujer eran ahora más vivos, y su expresión, cada vez más posesiva. Empapada en un sudor helado, arrojó el camafeo al suelo y se precipitó a darse una ducha caliente, de la que salió sin secarse. Casi levitando sobre la huella mojada de sus pisadas, se dirigió hacia el espejo del armario, donde vio que todo su cuerpo desnudo parecía cada vez más pálido y ajado.
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Temblorosa, recogió la joya para descubrir, espantada, que el rostro del retrato era ahora el suyo. Levantó la mirada hacia el espejo y vio que el cuerpo y la cara que reflejaban eran los de la otra mujer. Completamente aterrada, gritó con todas sus fuerzas… pero no emitió sonido alguno.
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A la mañana siguiente, el empleado de la casa de empeños compró, a una bella e hipnótica extranjera, un antiguo camafeo con la fotografía de una joven que le resultaba familiar.
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SiPNOSiS
Cristina solo quería imaginar vidas ajenas al otro lado del cristal. Pero aquel camafeo escondía más que un retrato: contenía un alma atrapada en plata antigua, en mirada detenida, en luz fija.
Cristina es una historia sobre el deseo de comprender el pasado… y el riesgo de dejarse poseer por él.
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Algunas reacciones tras su publicación en redes:
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“Cuántos fantasmas ocultos bajo la mirada inerte del ayer…” — Soledad Martínez Uceda
“Apasionante. ¡Cuántas almas perdidas y a la vez encontradas!” — Gloria Bellido
“Tus relatos enganchan en la primera frase. Precioso también.” — Isabel M. Álvarez Serrano
“Aterrador, misterioso e incluso sensual.” — José Pedrajas
“Por fin algo merece la pena en Facebook.” — Carlos Romero Sánchez
| “Gracias Josemi, un honor convertirme en camafeo de cuento.”
— Cristina Serrano, protagonista del relato
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Ciudad Real, 2016. Publicado en Facebook.
Crsitina es la protagonista de la imagen que ilustra este relato.
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