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María Margalef vs. María

Pesadillas de poesía negra y martirio extremo.
María las derrota y duerme. Un minuto después, ya tiene los ojos abiertos.

José Miguel Blanco

María Margalef vs. María

 

DE NOCHE, su piel es blanca y su corazón es negro.
Sus manos son de alabastro blanco; sus sueños, tristes y negros.

DE NOCHE, con los ojos abiertos —ojos vivos y muertos—, mira sus blancas manos, que le evocan recuerdos buenos:

Manos peinando a sus niñas,
que estrenan vestidos nuevos.
Manos haciendo cosquillas,
y después escribiendo versos.
Manos recogiendo jazmines,
y penetrando su propio sexo.

 

DE NOCHE, sus sueños negros le traen profundos miedos.
Con las piernas abiertas. Piernas húmedas de sudores negros:

Su sexo tiembla enredado
como un pájaro en las zarzas…
Por los rojos agujeros
donde sus pechos estaban
se ven cielos diminutos
y arroyos de leche blanca.
Mil arbolillos de sangre
le cubren toda la espalda…

 

Pesadillas de poesía negra y martirio extremo.
María las derrota y duerme. Un minuto después, ya tiene los ojos abiertos.

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DE DÍA, sus alas son blancas y sus pies son negros.
Alas blancas y libres. Pies descalzos que pisan cristales rotos y negros.

DE DÍA, vuela sobre los acantilados: libertad blanca y deseo extremo.

Aprendió a volar y no se arrepintió del precio que había pagado.
Para la mayoría de las gaviotas no es volar lo que importa, sino comer.
Para esta gaviota, sin embargo, no importaba comer, sino volar.

 

DE DÍA, lucha en un campo de minas.
Es un ángel negro a las puertas del infierno,
es Lucifer en el paraíso eterno.

Se deja atar con cuerdas apretadas,
destroza su ropa con tijeras de podar,
se folla un ramo de rosas con espinas,
se corta las manos con las páginas de un libro,
sale sola a pasear, desnuda con sus heridas.

Días de pecado y orgullo, de gloria e infierno.


Días de dolor y placer, de sumisión y rebeldía, de orgasmo y tormento.
María deja escapar una lágrima. Un minuto después, ya tiene los ojos cerrados.

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MARÍA ES ANTAGÓNICA

Habrás perdido la mitad de ti y del mundo,
pero la mitad que quede será mil veces más profunda y valiosa.

 

Hace un tiempo, María atravesó el espejo.
Pero el cristal estaba roto, y parte de ella se quedó en las grietas...
Demasiado joven para haber vivido tanta mierda.

En días de melancolía, María Margalef busca —y encuentra— esa otra mitad perdida.
Reflejada en las mil gotas de vaho de una ventana mojada,
en el agua distorsionada de un charco bajo la lluvia,
o en los ojos limpios de sus niñas, cuando las come a besos.

Dura poco la nostalgia.
Pronto vuelve a ser ese animal de las fotos en blanco y negro:

una belleza oculta de ojos vendados, pero abiertos.
Mandando callar y asumiendo riesgos.


La María de las sombras.

La María de los versos:

Soledad, ¿por quién preguntas
sin compaña y a estas horas?
Pregunte por quien pregunte,
dime: ¿a ti qué se te importa?
Vengo a buscar lo que busco,
mi alegría y mi persona.
Soledad de mis pesares,
caballo que se desboca,
al fin encuentra la mar
y se lo tragan las olas.

 

SiPNOSiS

 

Una doble narrativa que alterna noche y día, cuerpo y mente, ternura y violencia. María es madre, amante, víctima y guerrera. A veces duerme con los ojos abiertos y otras despierta con los ojos cerrados. Bajo la piel conviven la poeta y la bestia, la herida y la que muerde. En este relato, lleno de ritmo y contrastes, el dolor se vuelve deseo y la fragilidad se disfraza de fuerza. Un retrato íntimo, sucio y luminoso de una mujer partida en dos.

Algunas reacciones tras su publicación en redes:

En cada palabra, un sentimiento extremo. Una pasada.” — Lara Gómez Bartolomé
Bellísimo. Con el vello de punta y la emoción a flor de piel.” — Soledad Martínez Uceda
“La antítesis entre palabras descarnadas y lo emotivo del verso. Qué bien escribes, coño.” — Rocío Rubio Garrido
Cómo la desnudas con tus palabras… la haces tan mujer. Bravo.” — Lauri Ratajczyk
Cuánto sentimiento. Das a conocer ese enorme corazón y esa inteligencia innata.” — Yolanda Sevilla

 

NOTA DEL AUTOR.
Hay historias muy antiguas que hablan de mujeres puras, mitad diosas y mitad mortales. Había que respetarlas, arrodillarse a sus pies, regalarles rosas cada día, mesar su pelo, escribirles poemas, secar sus lágrimas con besos verdaderos. Ellas lo agradecían con una mirada o una caricia. Parecía poca cosa, pero era premio suficiente para llenar un océano.

Ya apenas quedan mujeres así. La mayoría murieron de tristeza. Eran tremendamente poderosas, pero con una simple mentira su corazón explotaba. María era una de esas semidiosas, más rebelde e imperfecta que las demás. Quizá por eso sobrevivió.

Hoy cumple años: brindará con vino, leerá poesía y se correrá a gusto. Cosas, todas ellas, bonitas y sencillas.

Un beso, María, amiga mía. Sé que Facebook te ha bloqueado —one more time— hasta después de Reyes. Ya sabes… estos cabrones no soportan ver el cuerpo de una mujer libre e indomable.

Ciudad Real, 2018. Publicado en Facebook. 

Incluye fragmentos entrecomillados de: Martirio de Santa Olalla y Romance de la pena negra, de Federico García Lorca; Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach y El vizconde demediado, de Italo Calvino.

La protagonista del dibujo que ilustra este relato es la propia María. La referencia (Y) que aparece en la imagen hace referencia a su verdadero nombre.

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